Los gatitos tienen estómagos pequeños y necesitan alimentarse unas cuatro veces al día. Cuando se hacen adultos y los estómagos crecen, las comidas diarias pueden reducirse a dos o tres. A medida que Garrus y Wrex se iban haciendo grandes, me fui planteando cómo tendría que cambiar el horario de sus comidas. De acuerdo con mi experiencia, se puede hacer de la siguiente manera.
En lugar de tres veces al día, se les puede dar de comer solo dos veces, asegurándonos de que en ambas ocasiones les ofrecemos una ración muy abundante para que queden satisfechos. Una vez establecidos los horarios de las comidas, se puede reducir de a poco la cantidad hasta alcanzar una medida razonable.
Por supuesto, no me refiero aquí a gatos que disponen permanentemente de comida seca, sino a los que reciben raciones periódicamente (en el caso de nuestros gatos, comida húmeda). Hay gatos que dan unos pocos bocados a la comida y luego la dejan para continuar más tarde, pero definitivamente no es el caso de Garrus y Wrex, que devoran todo de una vez y no dejan nada para luego.
En su excelente libro, Think Like a Cat, Pam Johnson-Bennett señala que alimentar continuamente al gato elimina la posibilidad de emplear las comidas como estímulo para modificar comportamientos. Esto puede tener su importancia, por ejemplo, si se le quiere enseñar mediante recompensas a hacer determinadas cosas o a dejar de hacer otras poco deseables. Aunque no es algo que todo el mundo pueda necesitar, no está de más mencionarlo.
¿Con qué frecuencia hay que alimentar a un gatito?
Como decía más arriba, a los gatos pequeños es mejor darles raciones pequeñas tan a menudo como sea posible, en lugar de ofrecerles una o dos raciones grandes. En su página web, Whiskas recomienda tres o cuatro al día; si alguien puede proporcionarles cuatro o incluso cinco, no veo ningún motivo para no hacerlo. Otra cuestión es qué cantidad darles cada vez. Según mi experiencia, tanta como sea necesaria para que no den señales de tener hambre. Si en cada comida se ponen como locos, definitivamente hay que aumentar la cantidad. Los gatos pequeños en particular, como están creciendo, necesitan comer mucho. Si dejan alguna sobra en el plato, podemos estar seguros de que nuestro pequeño bichito no está infralimentado.
¿Y con qué frecuencia alimentar a un gato adulto?
Cuando Garrus y Wrex tenían un año y medio, seguíamos dándoles tres comidas al día: por la mañana después de levantarnos, por la tarde después de trabajar y por la noche antes de ir a dormir. Es una buena distribución que me parece recomendable. En la naturaleza, los gatos suelen cazar ratones, pájaros o algún que otro escarabajo, es decir, que hacen pequeñas comidas varias veces al día. Quien pueda ofrecérselas a su tigre de salón, debería hacerlo.
No siempre podíamos mantener esta regularidad. Por las noches, dos horas antes de la comida, Wrex se ponía muy nervioso y empezaba a pedir y maullar, se paseaba por encima de la mesa y me lamía la mano. Así que decidimos reducir las comidas a dos diarias y, tras el cambio, dejó de hacer todo eso, pues sabía que no iba a conseguir nada más. No conozco a nadie a quien le parezca bueno o aceptable una sola comida al día, y lo desaconsejo totalmente (por otra parte, ya he mencionado que no me refiero al alimento seco, pues al estar disponible todo el día, el gato lo puede comer cuando le apetezca). Para quien quiera darle de comer tres veces al día, pero no está siempre en casa, existe la posibilidad de comprar un dispensador programable (más sobre esto a continuación).
¿Qué hacer cuando mi gato pide comida?
Lo primero es preguntarse si el gato recibe suficiente comida. En los foros se leen muchos casos de personas desesperadas por los comportamientos de sus gatos (arañar puertas, maullar, quitarle la comida a otros gatos) que terminan por descubrir que simplemente no los estaban alimentando lo suficiente. Cuando son pequeños los gatitos deberían comer tanto como quieran. También es recomendable pesar a los gatos adultos de vez en cuando. (Basta con pesarse uno mismo en la báscula, primero solo y luego sujetando al gato en brazos, y calcular la diferencia). Así podemos hacernos una idea de si el gato está engordando o si más o menos mantiene su peso.
[Bild: A un gato con apetito es fácil enseñarle algunos trucos]Si un gato recibe suficiente alimento y sigue pidiendo comida, lo mejor es ignorar su reclamo. Los gatos son animalitos muy inteligentes, que aprenden rápido la relación causa-efecto entre incordiar y recibir comida. Cuando un gato maulla y a continuación obtiene alimento, no va a maullar menos por tener menos hambre, sino al contrario, va a maullar más, porque ha visto que obtiene una recompensa. También puede ser que lo haga simplemente porque quiere atención, porque se ha cansado jugando o porque quiere que lo acaricien.
Los gatos que viven en casas son muy dependientes de las personas en lo que a entretenimiento se refiere: les gusta que los pongan a prueba, disfrutan correriendo tras un juguete o investigando. No todo “miau” es necesariamente un reclamo de comida.
Raciones adicionales con un comedero automático
Si no podemos darle de comer al menos dos veces al día, convendría plantearse si realmente queremos traer un gato a casa. Además de comida, los gatos necesitan atención y cariño. ¿Y quien puede ofrecer todo eso, si no le alcanza el tiempo siquiera para alimentarlo? Pero supongamos que el problema no es el tiempo en sí, sino la regularidad. En ese caso, un comedero automático puede ser de ayuda.
Existe una gran variedad de modelos de dispensadores automáticos, con diversas ventajas e inconvenientes. Actualmente uso el PetPod para ofrecerles a mis gatos una ración adicional entre horas (aquí podéis ver mi test completo). Al principio usábamos el dispensador Trixie TX1 (aquí está su test), porque después de trabajar todavía pasábamos bastante tiempo fuera y no queríamos que los gatos pasaran hambre. Funciona muy bien (o funcionaba, hasta que uno de los gatos lo tiró de la estantería y se le rompió la rueda del temporizador), aunque tiene el problema, como la mayoría de los dispensadores automáticos, de que no está pensado para dos gatos glotones. Sin embargo, con el PetPod puedo prograrmarles a cada uno un tentempié de comida seca entre las comidas de la mañana y la tarde, con lo cual me aseguro de que en ese lapso no pasan hambre.
En definitiva, quien tenga problemas para alimentar regularmente a su gato, puede fácilmente automatizar las comidas con uno o varios comederos programables. (¡Pero no los programéis para iros de vacaciones! ¡Los comederos se puden romper y las pilas se gastan más rápido de lo que uno cree!)
Quien tenga un gato que se pone nervioso por las mañanas y empieza a maullar frente a la puerta del dormitorio, puede solucionar esto con un “desayuno automatizado”. Así evitamos que el gato saque ciertas conclusiones: “hasta que mi sirviente no se levanta, no puedo comer, así que voy a maullar para que se levante”. Por el contrario, sabrá que de la máquina sale regularmente la comida, y contará con ella.
El tentempié entre horas
Además de los comederos que proporcionan alimento de manera totalmente automática, también hay juguetes que exigen algo del gato a cambio de darle la comida. En el libro mencionado más arriba, Pam Johnson-Benett recomienda en varias ocasiones los llamados „puzzle feeder“, es decir, puzles con comida.
Existen juguetes dispensadores de premios (“activity toys”) en varios formatos. Hay bolas que se llenan con comida y que el gato debe hacer rodar para que el “canapé” salga. Son un gran invento que a Garrus le gusta mucho, aunque a veces me preocupa que el ruido que hacen al rodar pueda molestar a los vecinos. También hemos tenido buenas experiencias con una manta de premios (enlace de afiliado): hace sus buenos crujidos cuando el gato busca dentro, pero no debería oírse a través del suelo en el piso de abajo.
Para raciones más grandes o, en general, si queremos enseñar al gato a que coma más despacio, existen platos especiales de los que el gato tiene que extraer la comida. Hemos tenido una buena experiencia con el Tiger Diner de cerámica, y también hay un modelo de plástico (enlace de afiliado). Es muy pesado, de manera que se mantiene firme en el suelo y el gato no puede darle la vuelta para conseguir la comida. En Amazon o en tiendas de mascotas se puede encontrar una gran variedad buscando términos como “comedero antivoracidad” o “cuenco de alimentación lenta” (enlace de afiliado); los hay para todos los gustos y necesidades.
Comentario final
En este artículo he explicado cómo pasé de darles a nuestros gatos tres comidas al día a darles dos. Se trata de mi propia experiencia, básicamente porque no encontré casi nada sobre este tema cuando se acercaba el momento del cambio, y puedo decir que el proceso no supuso ningún trauma, ni para los gatos ni para mí. Pensaba que iban a oponer más resistencia o que se pondrían nerviosos cuando les faltase una de las raciones esperadas, pero para nada fue así.
Quien tenga la posibilidad, debería plantearse darle a sus gatos varias porciones pequeñas a lo largo del día en lugar de dos raciones grandes, pues esa es la frecuencia con la que se alimentarían en la naturaleza. De todos modos, a quien prefiera reducirlas a dos diarias le puede servir mi experiencia.
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